Libros Gratis, Poesía
Siglo de Oro español
Obras de Luis de Góngora
Las obras del poeta erudito
Por Marcelo Ferrando Castro, en 27 de Mayo de 2008
...y la enormidad de metaforas. esto ha transformado su obra en una de las mas complejas de todo el barroco espanol y al mismo tiempo uno de los mas eruditos y culturalistas de todos los tiempos. es la propia lengua del autor la que se expresa aquí, cargada de metaforas e irrealidades. gongora es junto a lope de vega y quevedo, uno de los mayores exponentes del siglo de oro espanol en el genero de poesía (logicamente, cervantes es el maximo exponente del barroco por naturaleza) y sus obras se encuentran cargadas de alegorías y coloridos, transformando su trabajo en uno de los mejores realizados en toda la historia literaria. sin dudas un excelente autor, deberíamos conocer todos al menos sus obras mas relevantes, para así poder comprender en definitiva, no solo al autor en sí, si no a toda la literatura barroca castellana....
Temas: gongora, Poesía, poetas españoles
Grandes poetas españoles
Historia de la Vida del Buscón de Francisco de Quevedo
Exponente máximo del barroco y del Siglo de Oro español
Por Marcelo Ferrando Castro, en 24 de Mayo de 2008
...y la fugacidad de la vida. en este caso, podemos ubicar al poeta al cual se le dedica este artículo, francisco de quevedo. foto: piedrasanta y que mejor obra para retratarlo, no solo a el, sino a una de sus maximas obras, como es historia de la vida del buscon, donde deja en claro este concepto estetico. francisco de quevedo y villegas nacio en madrid el 17 de septiembre de 1580 y como curiosidad, podemos destacar que era hijo de pedro gomez de quevedo, el secretario de la princesa maría, la hija del rey carlos v. francisco de quevedo se caracteriza por su estilo de poesía, siendo partidario del conceptismo, expresandolo de varios modos, como puede ser mediante las relaciones entre elementos que al parecer, no poseen relacion alguna, o simplemente por el empleo de recursos literarios del estilo de paranomasias, antítesis o equívocos, ademas de los rasgos típicos del barroco como la acumulacion de metaforas. en general, la poesía de quevedo suele ser dividida segun sus tematicas, y en ese sentido, las poesías de amor ocupan el maximo de sus trabajos, aunque se le ha criticado el antifemi...
Temas: el buscón, Poesía, quevedo, siglo de oro español
El Barroco. El teatro
Teoría-Actividades
Teoría:
El teatro Barroco
El género teatral se convirtió en uno de los más representativos del Barroco. Se llevaron a escena gran cantidad y variedad de asuntos: religiosos, caballerescos, pastoriles, sucesos históricos...
Las obras teatrales se representaban en corrales, que eran patios rodeados de casas. Asistía un público ansioso de ver acción y deseoso de ser sorprendido.
Las obras más representadas eran las comedias que, según los autores del Barroco, eran obras teatrales en las que se mezclaba lo trágico con lo cómico.
Temas del teatro Barroco
El honor, sentimiento muy arraigado en la sociedad española del siglo XVII. Cuando el honor quedaba manchado por una ofensa, debía ser lavado incluso con la sangre. Este honor no era sólo patrimonio de la nobleza, sino que también los villanos luchaban por mantenerlo intacto.
La religión, tema muy tratado por los dramaturgos barrocos. Se cuestionan tema teológicos, siendo el más frecuente el de la Eucaristía, que dio origen a los Autos Sacramentales. Son obras de un solo acto en verso, con personajes alegóricos como el vicio, la mentira, el pecado...
La tradición nacional es otro de los temas llevados a escena: canciones populares que sirven de inspiración para crear comedias; temas de historia de España, de nuestra tradición nacional, así como una gran variedad de asuntos caballerescos, pastoriles y mitológicos.
Personajes
En las obras dramáticas del Barroco se repiten con más frecuencia tres tipos de personajes:
El galán, hombre apuesto y valeroso, portador de valores nobles como la valentía, hidalguía, audacia...
La dama, de singular belleza, noble y con altos sentimientos amorosos.
El gracioso, criado del galán, consejero de su amo y amante del buen comer.
Lope de Vega
Vida
Félix Lope de Vega nació en Madrid en 1562. Estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. Llevó una vida agitada y aventurera dedicada a sus dos pasiones: el amor y la literatura. Muy joven, mantiene relaciones con Elena Osorio; a causa de estas relaciones fue desterrado durante ocho años. Se casó con Isabel de Urbina y trasladó su domicilio a Alba de Tormes donde vivió tranquilo hasta la muerte de su mujer. Se casó por segunda vez con Juana Guardo y tras su muerte y la de su hijo Carlos Félix, se ordena sacerdote; pero, de nuevo, aparece una mujer en su vida, Marta Nevares, con la que tiene más hijos. Murió en Madrid en el año 1635.
Obra
Aunque Lope de Vega debe su fama inmensa a su obra dramática, cultivó todos los géneros literarios con acierto.
- En prosa escribió novelas como La Dorotea, El peregrino en su patria, La Arcadia...
- La mayoría de sus obras líricas se encuentran incluidas dentro de sus obras dramáticas y novelescas. Destacan especialmente sus romances y sus sonetos. Son famosos sus libros: Rimas, Rimas sacras, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos.
- Obras épicas como Isidro, La hermosura de Angélica, Jerusalén conquistada.
- Escribió alrededor de 1.500 obras de teatro de las que se conservan unas 300. Con razón se le llamó el Fénix de los Ingenios y también Monstruo de la Naturaleza. Obras importantes son: Fuenteovejuna; El mejor alcalde, el Rey; El caballero de Olmedo; Peribáñez y el comendador de Ocaña; El castigo sin venganza...
Rasgos de su teatro
Lope de Vega crea un esquema dramático nuevo que se conoce con el nombre de teatro nacional o comedia nacional. En sus obras dramáticas refleja los anhelos, los problemas y los ideales de las gentes de su pueblo.
Las principales innovaciones que Lope introduce en su teatro son las siguientes:
Mezcla lo trágico y lo cómico. Antiguamente se reservaba lo trágico para la tragedia y lo cómico o gracioso para la comedia.
Mezcla personajes nobles y plebeyos. No hay separación por razón de escala social; aunque entre el personaje y su modo de hablar, vestir y comportarse hay una adecuación perfecta.
Introduce bailes y cantos populares. Esto da variedad y espectacularidad a la obra.
Combina estrofas muy diversas. Sus obras están en verso; pero no utiliza el mismo verso o la misma estrofa en todas ellas.
División en tres actos. Las obras se dividen en tres actos que suelen corresponder con la exposición, la trama y el desenlace.
Calderón de la Barca
Vida
Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid en 1600. Fue discípulo de Lope de Vega. Estudió en Alcalá y Salamanca donde adquirió una profunda formación teológica. A los veintitrés años escribió sus primeras comedias, haciéndose cargo del teatro de palacio tras la muerte de Lope de Vega. Estrenaba sus comedias para el Rey y sus cortesanos. En 1651 se ordenó sacerdote y se trasladó a Toledo. Felipe IV lo llamó de nuevo para que fuese su capellán de honor. Murió en Madrid en 1681.
Obra
Escribió 120 comedias y 80 Autos Sacramentales. Entre las comedias destacan: El alcalde de Zalamea y La dama duende. Los mejores Autos Sacramentales son: El gran teatro del mundo y La vida es sueño.
Estilo
En su obra predomina la serenidad, la reflexión y la perfección en contraste con la improvisación de Lope de Vega. Otra diferencia con su maestro Lope estriba en que la acción de Calderón es más concentrada, para eliminar las acciones secundarias y para penetrar más en la psicología de los personajes.
Es muy importante en su técnica teatral el desarrollo que adquiere la escenografía. El lenguaje se complica y enriquece con elementos culteranos. El resultado es un teatro puramente barroco.
Don Pedro Calderón de la Barca _________________________________
En su obra se unen el culteranismo y el conceptismo.
El carácter introvertido de Calderón se refleja en sus obras,en las que predominan la reflexión y la serenidad.
Se conservan 120 comedias suyas de 80 autos sacramentales y unos 20 entremeses. Se inspira en las ideas de Lope y les dá un estilo propio .El barroco alcanza la plenitud en la obra de Calderón .
Pedro Calderón de la Barca nació en Madrid, el 17 de enero de 1600. Su padre, Diego Calderón, era secretario del Consejo y Contaduría Mayor de Hacienda y se casó con Ana María de Henao, de una noble familia alemana. Pedro fue el tercero de los cinco hijos que el matrimonio alcanzó a tener y era, pues, de origen montañés e hidalgo (Viveda, Cantabria).
Empezó a ir al colegio en 1605 en Valladolid, porque allí estaba la Corte, pero como destacó en los estudios, el padre, de carácter autoritario, decidió destinarlo a ocupar una capellanía que estaba reservada por la abuela a alguien de la familia que fuese sacerdote. Con ese propósito pasó al Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid en 1608, situado donde ahora se encuentra el Instituto San Isidro, y allí permaneció hasta 1613 estudiando gramática, latín, griego, y teología; cuando llevaba dos años estudiando en Madrid, falleció su madre, en 1610, y su padre casó en segundas nupcias; eso le unió especialmente a sus hermanos José y Diego frente a su padre. Continuó en la universidad de Alcalá, donde estudió lógica y retórica y en 1615, al fallecer su padre, pasó a la de Salamanca, donde se graduó de bachiller en derecho canónico y civil, sin llegar a ordenarse como hubiera sido deseo del padre. En 1621 participó en el certamen poético habido con motivo de la beatificación de San Isidro y posteriormente en el de su canonización, en 1622, y ganó un premio tercero.
Decidió abandonar los estudios religiosos por la carrera militar y llevó una vida algo revuelta de pendencias y juego, también en el aspecto familiar, pues el testamento paterno obligaba al dramaturgo y a sus hermanos a pleitear con su madrastra y a vender el cargo de su padre para pagar gastos. Acaso por esto tuvo que entrar al servicio del duque de Frías, con el que viajó por Flandes y el norte de Italia entre 1623 y 1625. Es posible que las difíciles relaciones con su padre influyeran en su teatro, donde es frecuente encontrar conflictos edípicos entre padres e hijos. El caso es que entre 1623 y 1625 participó en varias campañas bélicas, según su biógrafo Juan de Vera Tassis; anduvo enredado en un homicidio y en 1625 marchó como soldado al servicio del Condestable de Castilla. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder, fue estrenada en Madrid con motivo de la visita de Carlos, príncipe de Gales, en 1623.
Desde 1625, proveyó a la Corte de un extenso repertorio dramático pero, en 1629, el irrumpir con sus hermanos en sagrado persiguiendo a un actor, más concretamente en el Convento de las Trinitarias de Madrid, donde se encontraba la hija de Lope, le causó la enemistad de Lope de Vega y del famoso orador sacrado gongorino fray Hortensio Félix Paravicino. Calderón correspondió a los ataques de este último burlándose en un pasaje de su comedia El príncipe constante, escrita en ese año, al igual que La dama duende, su primer gran éxito. Con estas y otras comedias fue ganándose el aprecio del rey Felipe IV, que empezó a hacerle encargos para los teatros de la Corte, ya fuera el salón dorado del desaparecido Alcázar o el recién inaugurado Coliseo del Palacio del Buen Retiro, para cuya primera función escribió en 1634 El nuevo Palacio del Retiro. Asimismo, eclipsada ya la estrella de Lope en los teatros, se ganó el aprecio del público en general en la década de los treinta con sus piezas para los corrales de comedias madrileños de la Cruz y del Príncipe. En 1635 se le nombró director del Coliseo del Buen Retiro y escribió El mayor encanto, el amor, entre otros muchos y muy refinados espectáculos dramáticos, para los cuales contó con la colaboración de hábiles escenógrafos italianos como Cosme Lotti o Baccio del Bianco y expertos músicos para las primeras zarzuelas que se escribieron, como Juan Hidalgo. En 1636 el Rey le nombra caballero de la Orden de Santiago y su amigo y discípulo Vera Tassis publica la Primera parte de sus comedias; al año siguiente la segunda, hasta las nueve que llegó a imprimir, si bien se conservan tres más impresas por otros editores menos cuidadosos; en 1677 aparecerá, además, la primera parte de sus autos sacramentales.
Se distinguió como soldado al servicio del Duque del Infantado durante el sitio de Fuenterrabía (1638), y en la guerra de secesión de Cataluña (1640). De su vocación militar guardó siempre buen recuerdo, como plasmó en unos famosos versos:
Este ejército que ves / vago al yelo y al calor, / la república mejor / y más política es / del mundo, en que nadie espere / que ser preferido pueda / por la nobleza que hereda, / sino por la que él adquiere; / porque aquí a la sangre excede / el lugar que uno se hace / y sin mirar cómo nace / se mira cómo procede. / Aquí la necesidad / no es infamia; y si es honrado, / pobre y desnudo un soldado / tiene mejor cualidad / que el más galán y lucido; / porque aquí a lo que sospecho / no adorna el vestido el pecho, / que el pecho adorna al vestido. / Y así, de modestia llenos, / a los más viejos verás / tratando de ser lo más / y de aparentar lo menos. / Aquí la más principal / hazaña es obedecer, / y el modo cómo ha de ser / es ni pedir ni rehusar. / Aquí, en fin, la cortesía, / el buen trato, la verdad, / la firmeza, la lealtad, / el honor, la bizarría, / el crédito, la opinión, / la constancia, la paciencia, / la humildad y la obediencia, / fama, honor y vida son / caudal de pobres soldados; / que en buena o mala fortuna / la milicia no es más que una / religión de hombres honrados (P. Calderón, Comedia famosa. Para vencer a amor, querer vencerle, Valencia, 1689, pero escrita en 1650).
Por entonces se amplía el Palacio del Retiro y se construye un gran estanque de agua en cuya isla central estrenará en 1640 Certamen de amor y celos. Pero, herido durante el sitio de Lérida, obtuvo la licencia absoluta en 1642 y una pensión vitalicia. Estrena sus obras más ambiciosas, las que requieren música (zarzuelas) y más escenografía. Calderón es por entonces un discreto pero activo cortesano y llega a convertirse en un personaje respetado e influyente, modelo para una generación entera de nuevos dramaturgos e incluso para talentos tan grandes como los de Agustín Moreto y Francisco Rojas Zorrilla, sus más importantes discípulos.
Monumento a Calderón en Madrid (J. Figueras, 1878).
A mediados de los cuarenta, decretados sucesivos cierres de los corrales de comedias a causa de los fallecimientos de la reina Isabel de Borbón (entre 1644 y 1645) y el príncipe Baltasar Carlos (entre 1646 y 1649), así como por las presiones de los religiosos moralistas contrarios al teatro, acaeció un largo lapso de cinco años sin teatro desde 1644, y muertos sus hermanos José (1645) y Diego (1647), el dramaturgo se sumió en una cierta crisis, que coincide con la de España entre la caída del Conde-Duque de Olivares (1643) y la firma en 1648 de la Paz de Westfalia. Es más, hacia 1646 nace su hijo natural, Pedro José, y Calderón ha de replantearse su vida.
Sale de esta crisis interior y exterior al reabrirse los teatros en 1649 y al convertirse durante unos años en secretario del Duque de Alba; además, ingresa en los terciarios (Tercera orden de San Francisco) en 1650 y se ordena sacerdote en 1651. Poco después (1653), obtuvo la capellanía que su padre tanto ansiaba para la familia, la de los Reyes Nuevos de Toledo, y, aunque siguió escribiendo comedias y entremeses, desde entonces dio prioridad a la composición de autos sacramentales, género teatral que perfeccionó y llevó a su plenitud, pues se avenía muy bien con su talento natural amante de las complejidades teológicas. Sigue componiendo espectáculos para los reyes en el Palacio del Buen Retiro y para la fiesta teológica del Corpus, pero se decanta por los temas mitológicos, huyendo así su fantasía de una realidad tan áspera como la que demuestra la firma de la Paz de los Pirineos en 1659. Entonces ya era el dramaturgo más celebrado de la corte y todavía en 1663 el rey siguió distinguiéndole al designarle como su capellán de honor, hecho que le obligó a trasladar definitivamente su residencia a Madrid; la muerte del monarca en 1665 marcó un cierto declive en el ritmo de su producción dramática; se le nombra sin embargo capellán mayor de Carlos II en 1666. Fue alguna vez importunado por los moralistas que veían con malos ojos los espectáculos teatrales y especialmente errado que lo hiciera un sacerdote como él. A ellos les contestó altivamente de esta manera:
O esto es bueno o es malo; si es bueno, no se me obste; y si es malo, no se me mande.
Al final de su vida sufrió algunas estrecheces económicas, pero con motivo del Carnaval de 1680 compondrá su última comedia, Hado y divisa de Leónido y Marfisa; falleció el 25 de mayo de 1681, dejando a medio terminar los autos sacramentales encargados para ese año; su entierro fue austero y poco ostentoso, como deseaba en su testamento: "Descubierto, por si mereciese satisfacer en parte las públicas vanidades de mi mal gastada vida". Así dejaba huérfanos los teatros quien fue considerado uno de los mejores escritores dramáticos de su época.
[editar] Obra
Autógrafo de El mágico prodigioso, 1637.
La obra teatral de Calderón de la Barca significa la culminación barroca del modelo teatral creado a finales del siglo XVI y comienzos del XVII por Lope de Vega.
Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción dramática consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores, como el poema Psale et sile (canta y calla) y piezas más ocasionales. Aunque es menos fecundo que su modelo, el genial Lope de Vega, resulta técnicamente mejor que aquel en el teatro y de hecho lleva a su perfección la fórmula dramática lopesca reduciendo el número de escenas de esta y depurándola de elementos líricos y poco funcionales, convirtiéndola en un pleno espectáculo barroco al que agrega además una especial sensibilidad para la escenografía y la música, elementos que para Lope de Vega tenían una menor importancia.
Utiliza frecuentemente piezas anteriores que refunde eliminando escenas inútiles; disminuye el número de personajes y reduce la riqueza polimétrica del teatro lopesco. Igualmente, sistematiza la exuberancia creativa de su modelo y construye la obra en torno a un protagonista exclusivo. En cierto modo, purga el teatro de Lope de sus elementos más líricos y busca siempre los más teatrales. Ángel Valbuena Briones ha señalado que en su estilo cabe distinguir dos registros:
En un primer grupo de obras Calderón reordena, condensa y reelabora lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica, estilizando su realismo costumbrista y volviéndolo más cortesano. En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común los tres temas del teatro barroco español: el amor, la religión y el honor.
En el cultivo de este último tema destaca Calderón en obras como El alcalde de Zalamea, en que se enfrentan el honor individual (o lo que es lo mismo, la dignidad humana, no costumbre social o externa) de un labrador rico, Pedro Crespo, cuya hija ha sido violada por un aristócrata capitán de los tercios del famoso general don Lope de Figueroa, con el honor corporativo o esprit de corps de este último. En este drama, una de las obras maestras de Calderón luce la verdad humana de los caracteres y la sabiduría y experiencia del héroe, Pedro Crespo, que aconseja asi a su hijo Juan antes de que marche a la milicia con unos versos justamente célebres:
Por la gracia de Dios, Juan, / eres de linaje limpio, / más que el sol, pero villano. / Lo uno y otro te digo; / aquello, porque no humilles / tanto tu orgullo y tu brío, / que dejes, desconfïado, / de aspirar con cuerdo arbitrio / a ser más; lo otro, porque / no vengas desvanecido / a ser menos. Igualmente / usa de entrambos designios / con humildad; porque, siendo / humilde, con recto juicio / acordarás lo mejor / y como tal, en olvido / pondrás cosas, que suceden / al revés en los altivos. / ¡Cuántos, teniendo en el mundo / algún defecto consigo, / le han borrado por humildes; / y cuántos, que no han tenido / defecto, se le han hallado, / por estar ellos mal vistos! / Sé cortés sobre manera; / sé liberal y esparcido, / que el sombrero y el dinero / son los que hacen los amigos; / y no vale tanto el oro / que el sol engendra en el indio / suelo, y que conduce el mar, / como ser uno bienquisto. / No hables mal de las mujeres; / la más humilde, te digo, / que es digna de estimación; / porque al fin de ellas nacimos. / No riñas por cualquier cosa; / que cuando en los pueblos miro / muchos, que a reñir se enseñan, / mil veces entre mí digo: / "Aquesta escuela no es / la que ha de ser". Pues colijo / que no ha de enseñarse a un hombre / con destreza, gala y brío / a reñir, sino a por qué / ha de reñir; que yo afirmo / que, si hubiera un maestro solo / que enseñara prevenido, / no el cómo, el por qué se riña, / todos le dieran sus hijos.
En otras ocasiones aborda las pasiones amorosas que ciegan el alma, en especial los celos patológicos que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra, entre otro dramas.
En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Escribe entonces fundamentalmente dramas filosóficos o teológicos, autos sacramentales y comedias mitológicas o palatinas.
El alcalde de Zalamea. Detalle del monumento a Calderón de Madrid (J. Figueras, 1878).
Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El príncipe constante, El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más conocido es el desgarrado Segismundo de Polonia de La vida es sueño, considerada como la pieza cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: la libertad o el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien. Tiene esta obra varias versiones hechas por él mismo. También se apunta en ella, aunque muy en segundo plano, el tema de la educación, tan desarrollada posteriormente en el siglo XVIII.
En este segundo registro, lleva a su perfección el llamado auto sacramental, pieza alegórica en un acto de tema eucarístico destinada a representarse el día del Corpus. Por mencionar sólo algunos, citaremos El gran teatro del mundo o La cena del rey Baltasar.
En cuanto a dramas filosóficos, su obra maestra es, sin duda, La vida es sueño; El médico de su honra y El alcalde de Zalamea en cuanto al drama de honor, aunque hay también piezas comparables como El pintor de su deshonra (h. 1648) o A secreto agravio secreta venganza (1635).
El escondido y la tapada. Detalle del monumento a Calderón de Madrid (J. Figueras, 1878).
El secreto a voces y La dama duende son cimas en cuanto a comedia de enredo, con otras muchas menos conocidas de capa y espada como El escondido y la tapada, No hay burlas con el amor, Casa con dos puertas mala es de guardar o Mañanas de abril y mayo, que anticipa el género de la comedia de figurón, aunque una pieza suya como Guárdate del agua mansa posee ya uno, el estrafalario don Toribio de Cuadradillos.
Tienen carácter melodramático comedias como No hay cosa como callar (h. 1639), No siempre lo peor es cierto (entre 1648 y 1650) o La niña de Gómez Arias (h. 1651), que poseen una mayor introspección y se acercan al universo trágico.
Comedias palatinas son El galán fantasma (1629), Nadie fie su secreto, Manos blancas no ofenden (h. 1640), o El secreto a voces (de la que se conserva un manuscrito autógrafo de 1642).
Se acercó al drama histórico con piezas como La gran Cenobia (1625), La cisma de Ingalaterra, Amar después de la muerte, o El tuzaní de la Alpujarra (1659) o El mayor monstruo del mundo (1672).
Dramas filosóficos y simbólicos son La hija del aire en sus dos partes, donde se pinta la ambición sin límites de la reina Semíramis, asesina de su marido Nino, y Las cadenas del demonio (de atribución dudosa).
Dramas religiosos y hagiográficos son La devoción de la Cruz (h. 1625), El purgatorio de San Patricio (1640), El príncipe constante (h. 1629), cuya representación tanto había de influir sobre la concepción teatral de Jerzy Grotowski, y El mágico prodigioso (1637), obra que influyó poderosamente en el Fausto de Goethe, al que prestó algunos pasajes enteros.
La Danza de la Muerte. Detalle del monumento a Calderón de Madrid (J. Figueras, 1878).
Calderón empezó a interesarse por las comedias mitológicas al sustituir a Lope de Vega en 1635 como dramaturgo de cámara. Rápidamente se adaptó a las condiciones del gran espectáculo cortesano con piezas como El mayor encanto amor, de ese año, y otras cuales El golfo de las sirenas, El monstruo de los jardines, Fieras afemina amor, La fiera, el rayo y la piedra (1652) o La púrpura de la rosa (1660) entre otras muchas. De este género es la ópera Celos aun del aire matan, que el propio Calderón parodió en su comedia burlesca Céfalo y Pocris.
Pero el género que monopolizó el maestro fue el de los autos sacramentales, desde los de aire medievalizante como El gran teatro del mundo o El gran mercado del mundo a los de pretexto mitológico, como Andrómeda y Perseo o Psiquis y Cupido. Otros: La cena del rey Baltasar, La vida es sueño, El divino Orfeo (del que hizo dos versiones separadas por casi treinta años), La nave del mercader (1674) etcétera. Calderón es el maestro indiscutido de este género, en el que ya los personajes se han convertido en puras abstracciones conceptuales o pasionales.
Compuso asimismo Calderón bastante teatro menor, por ejemplo entremeses como El triunfo de Juan Rana.
Otra clasificación es la siguiente:
Tragedias: El médico de su honra, A secreto agravio, secreta venganza; El pintor de su deshonra; La hija del aire.
Comedias serias: La vida es sueño; El alcalde de Zalamea; El mágico prodigioso.
Comedias cortesanas: El hijo del sol, Faetón. La fiera, el rayo y la piedra; El monstruo de los jardines; Eco y Narciso.
Comedias de capa y espada: La dama duende; Casa con dos puertas mala es de guardar; No hay burlas con el amor.
Autos sacramentales: El gran teatro del mundo; El gran mercado del mundo; La cena del rey Baltasar; La protestación de la fe; El verdadero dios Pan.
[editar] El teatro cómico de Calderón
Durante un tiempo se subestimó el teatro cómico de Calderón, pero últimamente ha sido revalorizado, pues ciertamente compuso obras maestras en el género que pueden ser calificadas como comedias de enredo, como La dama duende, Casa con dos puertas, mala es de guardar o El galán fantasma, y no descuidó el teatro menor.
miércoles, 28 de octubre de 2009
miércoles, 21 de octubre de 2009
Literatura española del Barroco
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
Luis de Góngora, creador del culteranismo o gongorismo, por Velázquez.
La literatura española del Barroco es un periodo de creación literaria que abarca aproximadamente desde las obras iniciales de Góngora y Lope de Vega, en la década de 1580, hasta bien entrado el siglo XVIII. El siglo más característico del barroco literario español es el XVII, en el que alcanzan su cénit prosistas como Baltasar Gracián y Francisco de Quevedo, dramaturgos como Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y Juan Ruiz de Alarcón o la producción poética de los citados Quevedo, Lope de Vega y Góngora.
Las características fundamentales de la literatura barroca española son la progresiva complejidad en los recursos formales y una temática centrada en la preocupación por el paso del tiempo y la pérdida de confianza en los ideales neoplatónicos del Renacimiento. Asimismo, es de destacar una variedad y diversidad en los asuntos tratados, la atención al detalle y el afán de atraer a un público amplio, de lo que es ejemplo el auge de la comedia nueva lopesca. De la preocupación sensual dominante en el siglo XVI se pasa a un énfasis en los valores morales y lo didáctico, donde confluyen dos corrientes: el neoestoicismo y el neoepicureismo. El Criticón de Gracián supone un punto de llegada en la reflexión barroca sobre el hombre y el mundo, la conciencia del desengaño, un pesimismo vital (pero no exento de esperanza) y una crisis de valores general.
Los géneros se mezclan, convive en Góngora la poesía lírica de estilo sublime de la Fábula de Polifemo y Galatea que hace virtud de la dificultad, con romances y letrillas satírico burlescas, de amplia difusión popular y las dos corrientes se hibridan en la Fábula de Píramo y Tisbe; Quevedo cultiva los poemas metafísicos y morales más trascendentes, al tiempo que escribe sobre asuntos de carácter bajo y hasta chocarrero (Gracias y desgracias del ojo del culo).
El teatro barroco español configura una escena popular y que ha perdurado como producción clásica para el teatro futuro. Los dramas filosóficos de Calderón de la Barca, de los que es ejemplo sobresaliente La vida es sueño, suponen un cénit en la producción dramática española y, como toda la literatura barroca, se inscribe en una época de esplendor que recibe el nombre genérico de Siglo de Oro.
Contenido[ocultar]
1 Contexto histórico
2 Características del Barroco
3 Actitud de los escritores
4 La prosa del XVII
4.1 Miguel de Cervantes
4.2 La prosa de Quevedo
4.3 Otros prosistas del barroco
4.4 Baltasar Gracián
5 El teatro
6 Bibliografía
7 Véase también
8 Enlaces externos
//
Contexto histórico [editar]
El Barroco español se produce en medio de los llamados Siglos de Oro de la literatura española. España estuvo gobernada en ese lapso por tres monarcas: Felipe II, Felipe III y Felipe IV, gobernando este último hasta 1665. Felipe II, hijo y sucesor de Carlos V del Sacro Imperio Romano y I de España, por abdicación de éste, tomó posesión del trono español en 1556.
Durante la centuria anterior a ésta, España había alcanzado su mayor unidad y extensión territorial. Por herencias, conquistas, convenios diplomáticos o matrimonios reales, llegaron a estar sometidas al cetro de Carlos V, Nápoles y Sicilia; Flandes, Alemania, Hungría y Portugal, aparte de las nuevas y ricas tierras de América. Por el contrario, a Felipe III y Felipe IV les tocó perder una a una todas las tierras europeas. Esto ocasionó graves problemas, religiosos, políticos, internos e internacionales.
El siglo XVII es muy peculiar en cuanto a arte se refiere. Durante este siglo gobernaron en España los Austrias menores, con en validos o favoritos, y en muchos aspectos hay una "medievalización" de la vida española.
Felipe III (1598-1621) hereda un gran imperio en bancarrota, pero también la enemistad con Inglaterra y los Países Bajos. El privado duque de Lerma traslada la Corte a Valladolid en 1600; seis años más tarde regresa a Madrid. Firma la paz con Inglaterra en 1604 y una tregua con los Países Bajos (1609-1621). Expulsa de la Península a los moriscos (1609), que generalmente trabajaban en el campo, lo que empobrece la agricultura y comercialmente el país.
Felipe IV de España
Al duque de Lerma lo sucederá el duque de Uceda. España interviene en la Guerra de los Treinta Años. Los nobles aumentan su poder, mientras la economía se estanca y se sustituyen las monedas de cobre en lugar de las de oro y plata.
Felipe IV otorga el poder al conde-duque de Olivares, quien trata de mantener la supremacía española frente a Francia en la guerra iniciada en 1635, y el dominio en los Países Bajos.
La presión fiscal y el descontento político general provocan la sublevación de Portugal, Cataluña, Aragón, Navarra y Andalucía. Se inaugura el palacio del Buen Retiro, donde se celebrarán numerosas fiestas palaciegas.
El conde-duque fue sustituido por Luis de Haro; en su destitución influyó una monja, sor María de Jesús de Ágreda, consejera del rey. En 1648 España firma el Tratado de Westfalia, por el que pierde territorios en los Países Bajos y Holanda consigue su independencia.
En 1659 pone fin a la guerra con Francia en la Paz de los Pirineos. La pobreza, las epidemias y los elevados impuestos provocan un alarmante descenso de la población y la migración del campo a la ciudad; muchas zonas quedan despobladas, lo que perjudica a la economía nacional.
Carlos II de España.
Carlos II (1665-1700) es el último de los Austrias menores. Hereda el trono a los cuatro años, por lo que lo regenta su madre Mariana de Austria, ayudada por una junta de notables.
Fue un rey débil y enfermizo, lo que le valió el apelativo de Hechizado. No dejó descendencia a ninguna de sus dos mujeres, lo que favoreció que los monarcas europeos se sintiesen atraídos por el territorio español y quisiesen repartírselo, incluso antes de su muerte.
Durante su reinado Portugal (anexionado a España durante el reinado de Felipe II en 1580) logra la independencia. Las continuas guerras con Francia evidencian aún más la decadencia de España ante el poderío de aquella nación. Con Carlos II sin descendencia, nombra como heredero a Felipe de Anjou, futuro Felipe V, nieto del francés Luis XIV, lo que dio origen al conflicto llamado Guerra de Sucesión.
Características del Barroco [editar]
El Barroco se caracteriza por lo siguiente:
Pesimismo: El Renacimiento no consiguió su propósito de imponer la armonía y la perfección en el mundo, tal y como pretendían los humanistas, ni había hecho más feliz al hombre; las guerras y las desigualdades sociales seguían estando presentes; el dolor y las calamidades eran comunes en toda Europa. Se instala un pesimismo intelectual, cada vez más acentuado, unido al carácter desenfadado de que dan testimonio las comedias de aquella época y las truhanerías en que se basan las novelas picarescas.
La Danza de la Muerte. Monumento a Calderón, Madrid.
Desengaño: Como los ideales renacentistas fracasaron y, en el caso de España, el poder político estaba desvaneciéndose, el desengaño continúa y surge en la literatura, que en muchos casos recuerda a la de dos siglos antes, con la Danza de la Muerte o las Coplas a la muerte de su padre de Manrique. Quevedo dice que la vida está formada por "sucesiones de difunto": en ellas se van convirtiendo los nacidos, desde los pañales hasta la mortaja con la que se cubren los cuerpos exánimes. En conclusión, nada tiene importancia, sólo hay que conseguir la salvación eterna.
Preocupación por el paso del tiempo
Pérdida de confianza en los ideales renacentistas
Actitud de los escritores [editar]
Ante la crisis barroca, los escritores españoles reaccionan de varias maneras:
Evadiéndose: Tratan de desentenderse de la realidad, y lo hacen cantando hazañas o viejas glorias del pasado, o bien presentan un mundo ideal en que los problemas se resuelven debidamente y triunfa el orden. Este es el caso del teatro de Lope de Vega y sus seguidores. Otros, sin embargo, prefieren refugiarse en el mundo del arte y de la mitología, como es el caso de Góngora.
Satirizando la realidad: Otro grupo de escritores opta por burlarse de la realidad, como Quevedo, Góngora en algunas ocasiones y la novela picaresca.
Con estoicismo: Exponen su queja sobre la vanidad del mundo, la fugacidad de la belleza y de la vida, la fama transitoria. El máximo exponente de esta actitud fue Calderón de la Barca en los autos sacramentales.
Moralizando: Critican los defectos o vicios proponiendo modelos de conducta acordes con la ideología política y religiosa de su época. Sus principales exponentes son la prosa narrativa y doctrinal de Gracián y Saavedra Fajardo.
La prosa del XVII [editar]
Miguel de Cervantes [editar]
Artículo principal: Miguel de Cervantes
La narrativa del XVII se abre con la figura de Miguel de Cervantes, quien en 1580 vuelve a España tras diez años de ausencia.
Su primera obra impresa fue La Galatea, (Alcalá de Henares, 1585). Es una novela pastoril (véase lo dicho sobre ella en el Renacimiento) en seis libros de verso y prosa, según el modelo de la Diana de Montemayor; si bien se rompe con la tradición al introducir elementos realistas, como el asesinato de un pastor, o la agilidad de ciertos diálogos.
En 1605 publica El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, con éxito inmediato.
En 1613 aparecen las Novelas ejemplares, colección de doce novelas cortas que buscan una ejemplaridad, aunque ésta no siempre quede clara.
La siguiente prosa cervantina fue El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615), segunda parte del Quijote.
En 1617, un año después de morir Cervantes, aparecen Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Se trata de una novela bizantina o novela griega, a imitación de Heliodoro (s. III d. C.) y su Historia etiópica de Teágenes y Cariclea, que relata, en cuatro libros, cómo Periandro y Auristela viajan desde las tierras septentrionales de Noruega o Finlandia hasta Roma para recibir cristiano matrimonio. Como es típico de este subgénero, a lo largo del periplo sufrirán peripecias o trabajos: la cautividad entre bárbaros, los celos de pretendientes de ambos amantes... La obra aprovecha recursos de las Novelas ejemplares, especialmente de las italianizantes, como el enredo, las confusiones, disfraces, etc.
La prosa de Quevedo [editar]
Artículo principal: Francisco de Quevedo
Francisco de Quevedo
Francisco de Quevedo redacta hacia 1604 su primera obra en prosa de ficción: la novela picaresca titulada Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, exemplo de vagamundos y espejo de tacaños.
Además, Quevedo cultivó la prosa satírica, política y moral en obras en que domina una moral estoica, de raigambre senequista y tratan asuntos como la crítica de arquetipos de la sociedad del barroco, la presencia constante de la muerte en la vida del hombre y el celo cristiano con que ha de conducirse la política
De 1605 data el primero de sus Sueños: El Sueño del Juicio narra la resurrección de los muertos, que responden de su vida. Es una sátira contra profesiones o estados sociales: juristas, médicos, carniceros...
En 1619 escribe la Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás, tratado político en el que expone una doctrina de buen gobierno o espejo de príncipes para un rey justo, que debe tener como modelo de conducta a Jesucristo. Es un tratado que se encuadra en la línea del antimaquiavelismo español, y propone una política exenta de intrigas y ajena a las malas influencias.
Hacia 1636 concluye Quevedo su última gran prosa satírica, quizá de 1632: La hora de todos y la Fortuna con seso, inédita hasta 1650. En ella Júpiter le pide a la Fortuna que adjudique por una hora a cada uno lo que verdaderamente merece. Ello conduce a ver las falsas apariencias, la otra cara de la realidad y la verdad oculta tras los velos de la hipocresía, operando por antítesis. Así se da la paradoja de que los médicos son en realidad verdugos, los ricos, pobres pero ladrones, y, en definitiva, se presencia una galería de tipos sociales, oficios y estados que es satirizada implacablemente.
El Marco Bruto (1644) surge de glosas o comentarios a la biografía que sobre este estadista latino escribió Plutarco en sus Vidas paralelas.
Otros prosistas del barroco [editar]
Mateo Alemán
Lope de Vega, del que destacaremos las conocidas como Novelas a Marcia Leonarda (colección de novelas misceláneas, obras breves, de temática amorosa y técnica de enredo, que mezclan verso y prosa, ambientes exóticos -moriscos, judíos, etc.-, con erudición recargada y digresiones frecuentes y prolijas).
Mateo Alemán (Sevilla, 1547 - México, ¿1615?), autor de la novela picaresca "Vida del pícaro Guzmán de Alfarache", editada en 1599, esta obra estableció el canon del género, alcanzó un éxito formidable en España y Europa, y fue conocida por antonomasia como "El pícaro de Alemán", en 1604 publicó en Lisboa, y la segunda parte del Guzmán de Alfarache. El éxito europeo de su obra fue formidable; se tradujo casi de inmediato al italiano en las prensas venecianas de Barezzi en 1606; en alemán se publicó en Múnich en 1615; J. Chapelain tradujo las dos partes de la novela al francés y las publicó en París en 1620; dos años después se estampaba en Londres la versión inglesa de James Mabbe que, en un prólogo extraordinario, dice del pícaro Guzmán que era «semejante al navío, que anda dando bordes en la ribera, y nunca acaba de tomar puerto».
Luis de Molina
Alonso de Castillo Solórzano (1584- antes de 1648), natural de Tordesillas (Valladolid), fue un novelista muy popular, autor de La niña de los embustes Teresa de Manzanares (1632), Aventuras del Bachiller Trapaza (1637) y La garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas (1642). Obras de corte picaresco en las que se mezclan novelas, poemas y algún entremés, como ya hemos visto en Lope de Vega.
No sin razón se considera a la madrileña María de Zayas y Sotomayor (1590-1661) segunda novelista del siglo, después de Cervantes. En 1637 aparecen sus Novelas amorosas y ejemplares, colección de diez relatos en que la temática erótica crea situaciones conflictivas y sorprendentes.
Seguidor de Francisco de Quevedo y sevillano fue Luis Vélez de Guevara (1579-1644), autor de El diablo cojuelo (1641), sátira social acompañada de figuras alegóricas.
La mitad del siglo se cierra con la Vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor (Amberes, 1646). Narra su vida (1608-1646) como criado de muchos amos y soldado en varias ocasiones. Presenta rasgos de la picaresca: estafas, peleas, engaños, borracheras, robos y prostitución.
La prosa filosófica brilla con Luis de Molina (1535-1600), iluminado establecido en Roma. Su doctrina apodada molinosismo tuvo una gran repercusión e influéncia en los pensadores y escritores barrocos posteriores a él. Su pensamiento mezcla los principios de la religión con una elaborada filosofia moral.
Baltasar Gracián [editar]
Artículo principal: Baltasar Gracián
La obra más importante de la segunda mitad de siglo es El Criticón (1651-1657) del jesuita aragonés Baltasar Gracián (1601-1658). Con ella, la novela española se resuelve en conceptos o abstracciones. La idea se impone sobre la figura concreta. Se trata de una novela filosófica escrita en forma de alegoría de la vida humana.
Baltasar Gracián
Gracián cultivó la prosa didáctica en tratados de intención moral y de finalidad práctica, como El Héroe (1637), El Político don Fernando el Católico (1640) o El Discreto (1646). En ellos crea toda una serie que ejemplifica el varón modélico, prudente y sagaz, y las cualidades y virtudes que le deben adornar.
El Oráculo manual y arte de prudencia es un conjunto de trescientos aforismos para triunfar en el complejo mundo en crisis del siglo XVII. Ha conseguido un reciente éxito editorial, al vender una versión de este denso tratadito al inglés más de ciento cincuenta mil ejemplares, como manual de autoayuda para ejecutivos.
También escribió una retórica de la literatura barroca, que partía de los textos para replantear los tropos de la época, al no ajustarse ya a modelos consabidos. Es un tratado sobre el concepto, que define como "un acto del entendimiento que expresa la correspondencia que se halla entre los objetos". Es decir, concepto es toda asociación entre ideas u objetos. A su clasificación y disección dedica Gracián su Arte de ingenio, tratado de la agudeza (1642), ampliado y revisado en el posterior Agudeza y arte de ingenio (1648).
El estilo de Gracián es denso y polisémico. Está construido a partir de sentencias breves, que contienen abundantes juegos de palabras y asociaciones ingeniosas de conceptos.
Su actitud ante la vida es desengañada, como corresponde a la decadencia de la sociedad española. El mundo se configura como un espacio hostil y lleno de engaños y apariencias, que imperan sobre la virtud y la verdad. El hombre es un ser interesado y malicioso. Muchos de sus libros son manuales de comportamiento que permitan al lector salir airoso pese a la malicia de sus semejantes. Para ello debe ser prudente y sabio, aprender de la experiencia vital y conocer las intenciones de los demás, hasta el punto de comportarse "a la ocasión" y "jugar del" disimulo.
Gracián es reconocido como precursor del existencialismo. Influyó también en los moralistas franceses, como La Rochefoucauld, y en el siglo XIX en la filosofía de Schopenhauer.
El teatro [editar]
Tirso de Molina
Las representaciones teatrales de esta época se efectuaban en sitios abiertos, plazas o corrales fijos: los corrales de comedias. Comenzaban alrededor de las dos de la tarde y duraban hasta el anochecer. No había, por lo común, asientos y los espectadores permanecían de pie toda la representación. La nobleza ocupaba los balcones y ventanas de las casas que rodeaban la plaza o daban al corral, y las damas asistían al espectáculo con la cara cubierta con máscaras o tras las celosías. La función comenzaba con la ejecución en guitarra de una pieza popular; en seguida se cantaban canciones acompañadas con diversos instrumentos. Venía luego, la loa, especie de explicación de los méritos de la obra y síntesis de su argumento. Daba comienzo la comedia u obra principal, y en los entreactos se ejecutaban bailes o se representaban entremeses.
El escenario era un simple tablado y la decoración una cortina. Los cambios de escena eran anunciados por uno de los actores.
Lope de Vega
Escribía la comedia el poeta, bien pagado por el autor -actual director- a quien cedía todos los derechos sobre la obra representada o impresa para modificar el texto. Las obras duranban en cartel tres o cuatro días, o (con excepciones) quince para una comedia de éxito.
Juan de la Cueva, en la segunda mitad del siglo XVI, introduce dos elementos de gran importancia para el auge de esta producción artística: la ética popular, que dio origen a las comedias de carácter histórico nacional, y la libertad de componer obras dramáticas teniendo en cuenta el gusto del público. Lope de Vega y Tirso de Molina llevaron a su plena realización estas características.
Guillén de Castro
A finales del siglo XVI crea Lope de Vega la comedia nacional: a una acción de tema amoroso se superpone otra histórica o legendaria, morisca, de cautivos, o religiosa. Concluía con un final feliz. Construida sobre tres jornadas, la redondilla o la décima se usan en diálogos, el romance en narraciones, el soneto en monólogos y el terceto en situaciones graves.
De 1609 es el Arte nuevo de hacer comedias, defensa jocosa de su teatro. Muestra desprecio por la rígida interpretación que los preceptistas -sobre todo italianos- del Renacimiento habían hecho de las ideas aristotélicas sobre el teatro y propone como valores la naturalidad frente al artificio, la variedad frente a las unidades y el tomar en consideración el gusto del público.
De entre su prolífica producción dramática destacaremos:
Juan Ruiz de Alarcón
Peribáñez y el Comendador de Ocaña (1604-12) es una tragicomedia desarrollada en 1406, en Toledo: Peribáñez comprende que el Comendador de Ocaña le ha colmado de honores para acosar a su mujer. Tras matarlo gana el perdón real.
Hacia 1614 compondría Lope una de sus mejores tragicomedias: Fuenteovejuna. Siguiendo la Crónica de las tres órdenes... (Toledo, 1572) de Francisco de Rades, muestra los abusos del Comendador Fernán Gómez de Guzmán sobre los vecinos de Fuenteovejuna y sobre Laurencia, recién casada con Frondoso. El asesinato del Comendador por el pueblo y el perdón de los Reyes Católicos ante la evidencia rematan su acción. Se ve en ella una sublevación popular ante el abuso del poder, pero sólo refleja una injusticia puntual y subraya la sumisión al rey.
El Caballero de Olmedo (h. 1620-25), tragedia de raíz celestinesca, basada en un cantar popular: Don Alonso muere a manos de don Rodrigo, celoso de perder a doña Inés.
Calderón de la Barca
El mejor alcalde, el Rey vuelve sobre la dignidad campesina: Don Tello, soberbio noble, abusa de Elvira, prometida del campesino Sancho. Alfonso VII restaura su honra, casándola con don Tello, a quien ajusticia, para desposar a la ya noble viuda, con Sancho.
Guillén de Castro fue un dramaturgo español, considerado como el más importante de fines del siglo XVI y uno de los más señeros de la comedia nueva lopesca, desarrollada a partir de la irrupción en el teatro de Lope de Vega. Sus obras, en especial Las Mocedades del Cid influenciaron a otros dramaturgos franceses posteriores. Cabes destacar la importancia de otros dramaturgos de alta categoria, tales como Juan Ruiz de Alarcón. Son sus obras maestras, La verdad sospechosa, que inspiró Le menteur de Pierre Corneille y El mentiroso de Goldoni, y Las paredes oyen. El examen de maridos tiene concomitancias con El mercader de Venecia de William Shakespeare, porque se inspiran ambas en una fuente común italiana.
El otro gran dramaturgo del XVII fue Pedro Calderón de la Barca (1600-1681). Su obra más famosa es La vida es sueño (1635), drama filosófico que presenta a Segismundo, hijo del rey de Polonia, encadenado en una torre, por los fatídicos pronósticos de los astrólogos reales. Mientras, Rosaura reclama en la Corte su honor robado por el duque Astolfo. Éste corteja a Estrella para ser rey. La agresividad de Segismundo estalla al liberarlo de su torre, adonde vuelve, encadenado, creyendo haber soñado su experiencia de libertad. Cuando un motín lo rescata otra vez, su albedrío vence las predicciones: domina su condición, casa a Rosaura con Astolfo y acepta la mano de Estrella. El orden queda establecido. El drama acaba con el final esperado para un público de mentalidad y cultura barroca.
El garrote más bien dado pudo estrenarse en 1636 o 37. Se imprime en 1651. Desde 1683 recibe el título de El alcalde de Zalamea. Presenta la violación de Isabel, hija de Pedro Crespo, por el capitán Álvaro de Ataide. Nombrado alcalde Pedro Crespo, lo ajusticia. El rey escucha su defensa y le da la razón. Este drama costumbrista o de honor sigue el tema tan lopesco de la honra del villano.
Además de estas obras, Pedro Calderón de la Barca, ha contribuido a la literatura española con un gran número de Autos Sacramentales.
La literatura barroca
El Barroco transcurre bajo los reinados de los tres últimos reyes de la casa de Austria: Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Es una época de contrastes: decadencia política y social, por un lado y florecimiento artístico, por otro.
Temas
Se critica y satiriza sobre la ambición, el poder y el dinero. La brevedad de la vida, vista como un paso rápido hacia la muerte, es otro tema que atormenta a los hombres del Barroco.
Finalidad
El escritor del Barroco pretende impresionar los sentidos y la inteligencia con estímulos violentos, bien de orden sensorial, sentimental o intelectual. Para lograr lo anterior, recurre a un lenguaje ampuloso y retorcido, que dificulta muchas veces la comprensión.
Luis de Góngora y Argote
Vida
Nació en Córdoba en 1561. Su padre era juez de dicha ciudad y poseía una biblioteca bien dotada. Su madre pertenecía al igual que su padre a una ilustre familia cordobesa. Góngora era el apellido materno, que el poeta utilizaba en primer lugar tal vez porque le sonaba mejor. A los quince años fue a estudiar a Salamanca. Para beneficiarse de ciertas rentas eclesiásticas de un tío suyo llegó a ordenarse sacerdote cuando tenía cincuenta años. Residió algún tiempo en Madrid como capellán de Felipe III. Cuando murió el rey tuvo problemas económicos, se agravaron sus enfermedades y regresó a Córdoba, donde tuvo fuertes enfrentamientos con Quevedo, defendiendo sus ideas literarias. Murió en mayo de 1627
Obra
Su creación culterana más importante es la Fábula de Polifemo y Galatea, de tema mitológico, en la que narra el amor apasionado del gigante Polifemo hacia la ninfa Galatea. Otra obra en este sentido es Las soledades, poema en el que exalta la naturaleza y que quedó incompleto.
También escribió numerosos sonetos en los que predominan las sátiras a sus enemigos, entre ellos Lope y Quevedo. Escribió numerosas letrillas y romances a la manera tradicional, hermosos y fáciles de entender.
En el siglo XX se estudia a fondo su obra, y varios poetas como Alberti y Lorca reciben el influjo de la poesía de Góngora.
Estilo
Góngora utiliza un lenguaje poético muy elaborado, muy culto, muy selecto, lleno de metáforas originales. De todos modos, este carácter culto y difícil de su lengua poética no presenta la misma intensidad en toda su obra. Hay poemas como "Las Soledades", donde la dificultad es tal, que se necesitaría una verdadera traducción para entenderlos. Pero hay otros cuya lectura es mucho más asequible.
Francisco de Quevedo y Villegas
Vida
Nació en Madrid en septiembre de 1580 y murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) el 8 de septiembre de 1645. Estudió en Alcalá y Valladolid. Participó en la política de su tiempo, siendo consejero del duque de Osuna en Italia. Enemistado con el Conde Duque de Olivares, sufrió cuatro años de prisión en la cárcel de San Marcos de León. Tuvo dos grandes pasiones en su vida: la política y la literatura. Las dos le ocasionaron bastantes disgustos.
Obra
En prosa escribió: una novela picaresca, Vida del Buscón llamado Pablos; obras ascéticas, filosóficas y políticas, como La cuna y la sepultura, Política de Dios; obras satírico-morales, como Los sueños.
Sus poesías aparecieron publicadas después de su muerte en un libro titulado Parnaso español. La temática de sus poemas es muy variada: poesía satírica y burlesca, ataques a Góngora, poesía filosófica de dolor por la decadencia de España. Son muy conocidas: A una nariz, A una mujer gorda, A una dama coja, hermosa y remendada.
Estilo
La personalidad literaria de Quevedo resulta muy compleja: se unen en él el moralista riguroso, el satírico de afilado ingenio, el lírico de pureza exquisita y el escritor político de ideas claras. En toda su extensa y lograda obra demuestra su increíble dominio de la lengua.
Textos
Sonetos de Góngora
En "Canto a Córdoba", Góngora recuerda su ciudad natal, Córdoba, y escribe este soneto que envía a sus amigos. El soneto comienza con una exaltación de la ciudad y su entorno, y termina afirmando su constante recuerdo de ella.
En "A la mujer joven", el poeta toca el tema renacentista: aprovecha el tiempo, la vida que tienes; goza de la juventud mientras dura. El soneto se construye sobre la exaltación de la belleza de una mujer joven.
CANTO A CÓRDOBA
¡Oh excelso muro, oh torres coronadasde honor, de majestad, de gallardía!¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,de arenas nobles, ya que no doradas!¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,que privilegia el cielo y dora el día!¡Oh siempre glorïosa patria mía,tanto por plumas cuanto por espadas!¡Si entre aquellas ruïnas y despojosque enriquece Genil y Dauro bañatu memoria no fue alimento mío,nunca merezcan mis ausentes ojosver tu muro, tus torres y tu río,tu llano y sierra, oh patria, oh flor de España!
A LA MUJER JOVEN
Mientras por competir con tu cabello,oro bruñido, el Sol relumbra en vano,mientras con menosprecio en medio el llanomira tu blanca frente el lirio bello;mientras a cada labio, por cogello,siguen más ojos que al clavel tempranoy mientras triunfa con desdén lozanode el luciente cristal tu gentil cuellogoza cuello, cabello, labio y frenteantes que lo que fue en tu edad doradaoro, lirio, clavel, cristal luciente,no sólo en plata, o víola troncadase vuelva, mas tú y ello juntamenteen tierra, en humo, el polvo, en sombra, en nada.
Sonetos de Quevedo
En "Advertencia a un ministro", Quevedo advierte al poder, en la persona de un ministro, lo peligroso que es humillar al pueblo, pues es darle razones para rebelarse contra quien gobierna mal.
En "¡Cuán frágil es la vida!", desarrolla la idea de la brevedad de la vida; idea que tocan todos los poetas desde la Edad Media; pero que en la época barroca conduce a un sentimiento de desolación y desengaño.
ADVERTENCIA A UN MINISTRO
Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidadoen no injuriar al mísero y al fuerte;cuando le quitas oro y plata, advierteque les dejas el hierro acicalado.
Dejas espada y lanza al desdichado,y poder y razón para vencerte;no sabe pueblo ayuno temer muerte;armas quedan al pueblo despojado.
Quien ve su perdición cierta, aborrece,más que su perdición, la causa della;y ésta, no aquélla, es más quien le enfurece.
Arma su desnudez y su querellacon desesperación, cuando le ofrecevenganza del rigor quien le atropella.
¡CUÁN FRÁGIL ES LA VIDA!
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz, de tierra el débil muro escalas,en quien lozana juventud se fía;mas ya mi corazón del postrer díaatiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!¡Que no puedo querer vivir mañanasin la pensión de procurar mi muerte!
Cualquier instante de la vida humanaes nueva ejecución, con que me adviertecuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Saltar a navegación, búsqueda
Luis de Góngora, creador del culteranismo o gongorismo, por Velázquez.
La literatura española del Barroco es un periodo de creación literaria que abarca aproximadamente desde las obras iniciales de Góngora y Lope de Vega, en la década de 1580, hasta bien entrado el siglo XVIII. El siglo más característico del barroco literario español es el XVII, en el que alcanzan su cénit prosistas como Baltasar Gracián y Francisco de Quevedo, dramaturgos como Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca y Juan Ruiz de Alarcón o la producción poética de los citados Quevedo, Lope de Vega y Góngora.
Las características fundamentales de la literatura barroca española son la progresiva complejidad en los recursos formales y una temática centrada en la preocupación por el paso del tiempo y la pérdida de confianza en los ideales neoplatónicos del Renacimiento. Asimismo, es de destacar una variedad y diversidad en los asuntos tratados, la atención al detalle y el afán de atraer a un público amplio, de lo que es ejemplo el auge de la comedia nueva lopesca. De la preocupación sensual dominante en el siglo XVI se pasa a un énfasis en los valores morales y lo didáctico, donde confluyen dos corrientes: el neoestoicismo y el neoepicureismo. El Criticón de Gracián supone un punto de llegada en la reflexión barroca sobre el hombre y el mundo, la conciencia del desengaño, un pesimismo vital (pero no exento de esperanza) y una crisis de valores general.
Los géneros se mezclan, convive en Góngora la poesía lírica de estilo sublime de la Fábula de Polifemo y Galatea que hace virtud de la dificultad, con romances y letrillas satírico burlescas, de amplia difusión popular y las dos corrientes se hibridan en la Fábula de Píramo y Tisbe; Quevedo cultiva los poemas metafísicos y morales más trascendentes, al tiempo que escribe sobre asuntos de carácter bajo y hasta chocarrero (Gracias y desgracias del ojo del culo).
El teatro barroco español configura una escena popular y que ha perdurado como producción clásica para el teatro futuro. Los dramas filosóficos de Calderón de la Barca, de los que es ejemplo sobresaliente La vida es sueño, suponen un cénit en la producción dramática española y, como toda la literatura barroca, se inscribe en una época de esplendor que recibe el nombre genérico de Siglo de Oro.
Contenido[ocultar]
1 Contexto histórico
2 Características del Barroco
3 Actitud de los escritores
4 La prosa del XVII
4.1 Miguel de Cervantes
4.2 La prosa de Quevedo
4.3 Otros prosistas del barroco
4.4 Baltasar Gracián
5 El teatro
6 Bibliografía
7 Véase también
8 Enlaces externos
//
Contexto histórico [editar]
El Barroco español se produce en medio de los llamados Siglos de Oro de la literatura española. España estuvo gobernada en ese lapso por tres monarcas: Felipe II, Felipe III y Felipe IV, gobernando este último hasta 1665. Felipe II, hijo y sucesor de Carlos V del Sacro Imperio Romano y I de España, por abdicación de éste, tomó posesión del trono español en 1556.
Durante la centuria anterior a ésta, España había alcanzado su mayor unidad y extensión territorial. Por herencias, conquistas, convenios diplomáticos o matrimonios reales, llegaron a estar sometidas al cetro de Carlos V, Nápoles y Sicilia; Flandes, Alemania, Hungría y Portugal, aparte de las nuevas y ricas tierras de América. Por el contrario, a Felipe III y Felipe IV les tocó perder una a una todas las tierras europeas. Esto ocasionó graves problemas, religiosos, políticos, internos e internacionales.
El siglo XVII es muy peculiar en cuanto a arte se refiere. Durante este siglo gobernaron en España los Austrias menores, con en validos o favoritos, y en muchos aspectos hay una "medievalización" de la vida española.
Felipe III (1598-1621) hereda un gran imperio en bancarrota, pero también la enemistad con Inglaterra y los Países Bajos. El privado duque de Lerma traslada la Corte a Valladolid en 1600; seis años más tarde regresa a Madrid. Firma la paz con Inglaterra en 1604 y una tregua con los Países Bajos (1609-1621). Expulsa de la Península a los moriscos (1609), que generalmente trabajaban en el campo, lo que empobrece la agricultura y comercialmente el país.
Felipe IV de España
Al duque de Lerma lo sucederá el duque de Uceda. España interviene en la Guerra de los Treinta Años. Los nobles aumentan su poder, mientras la economía se estanca y se sustituyen las monedas de cobre en lugar de las de oro y plata.
Felipe IV otorga el poder al conde-duque de Olivares, quien trata de mantener la supremacía española frente a Francia en la guerra iniciada en 1635, y el dominio en los Países Bajos.
La presión fiscal y el descontento político general provocan la sublevación de Portugal, Cataluña, Aragón, Navarra y Andalucía. Se inaugura el palacio del Buen Retiro, donde se celebrarán numerosas fiestas palaciegas.
El conde-duque fue sustituido por Luis de Haro; en su destitución influyó una monja, sor María de Jesús de Ágreda, consejera del rey. En 1648 España firma el Tratado de Westfalia, por el que pierde territorios en los Países Bajos y Holanda consigue su independencia.
En 1659 pone fin a la guerra con Francia en la Paz de los Pirineos. La pobreza, las epidemias y los elevados impuestos provocan un alarmante descenso de la población y la migración del campo a la ciudad; muchas zonas quedan despobladas, lo que perjudica a la economía nacional.
Carlos II de España.
Carlos II (1665-1700) es el último de los Austrias menores. Hereda el trono a los cuatro años, por lo que lo regenta su madre Mariana de Austria, ayudada por una junta de notables.
Fue un rey débil y enfermizo, lo que le valió el apelativo de Hechizado. No dejó descendencia a ninguna de sus dos mujeres, lo que favoreció que los monarcas europeos se sintiesen atraídos por el territorio español y quisiesen repartírselo, incluso antes de su muerte.
Durante su reinado Portugal (anexionado a España durante el reinado de Felipe II en 1580) logra la independencia. Las continuas guerras con Francia evidencian aún más la decadencia de España ante el poderío de aquella nación. Con Carlos II sin descendencia, nombra como heredero a Felipe de Anjou, futuro Felipe V, nieto del francés Luis XIV, lo que dio origen al conflicto llamado Guerra de Sucesión.
Características del Barroco [editar]
El Barroco se caracteriza por lo siguiente:
Pesimismo: El Renacimiento no consiguió su propósito de imponer la armonía y la perfección en el mundo, tal y como pretendían los humanistas, ni había hecho más feliz al hombre; las guerras y las desigualdades sociales seguían estando presentes; el dolor y las calamidades eran comunes en toda Europa. Se instala un pesimismo intelectual, cada vez más acentuado, unido al carácter desenfadado de que dan testimonio las comedias de aquella época y las truhanerías en que se basan las novelas picarescas.
La Danza de la Muerte. Monumento a Calderón, Madrid.
Desengaño: Como los ideales renacentistas fracasaron y, en el caso de España, el poder político estaba desvaneciéndose, el desengaño continúa y surge en la literatura, que en muchos casos recuerda a la de dos siglos antes, con la Danza de la Muerte o las Coplas a la muerte de su padre de Manrique. Quevedo dice que la vida está formada por "sucesiones de difunto": en ellas se van convirtiendo los nacidos, desde los pañales hasta la mortaja con la que se cubren los cuerpos exánimes. En conclusión, nada tiene importancia, sólo hay que conseguir la salvación eterna.
Preocupación por el paso del tiempo
Pérdida de confianza en los ideales renacentistas
Actitud de los escritores [editar]
Ante la crisis barroca, los escritores españoles reaccionan de varias maneras:
Evadiéndose: Tratan de desentenderse de la realidad, y lo hacen cantando hazañas o viejas glorias del pasado, o bien presentan un mundo ideal en que los problemas se resuelven debidamente y triunfa el orden. Este es el caso del teatro de Lope de Vega y sus seguidores. Otros, sin embargo, prefieren refugiarse en el mundo del arte y de la mitología, como es el caso de Góngora.
Satirizando la realidad: Otro grupo de escritores opta por burlarse de la realidad, como Quevedo, Góngora en algunas ocasiones y la novela picaresca.
Con estoicismo: Exponen su queja sobre la vanidad del mundo, la fugacidad de la belleza y de la vida, la fama transitoria. El máximo exponente de esta actitud fue Calderón de la Barca en los autos sacramentales.
Moralizando: Critican los defectos o vicios proponiendo modelos de conducta acordes con la ideología política y religiosa de su época. Sus principales exponentes son la prosa narrativa y doctrinal de Gracián y Saavedra Fajardo.
La prosa del XVII [editar]
Miguel de Cervantes [editar]
Artículo principal: Miguel de Cervantes
La narrativa del XVII se abre con la figura de Miguel de Cervantes, quien en 1580 vuelve a España tras diez años de ausencia.
Su primera obra impresa fue La Galatea, (Alcalá de Henares, 1585). Es una novela pastoril (véase lo dicho sobre ella en el Renacimiento) en seis libros de verso y prosa, según el modelo de la Diana de Montemayor; si bien se rompe con la tradición al introducir elementos realistas, como el asesinato de un pastor, o la agilidad de ciertos diálogos.
En 1605 publica El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, con éxito inmediato.
En 1613 aparecen las Novelas ejemplares, colección de doce novelas cortas que buscan una ejemplaridad, aunque ésta no siempre quede clara.
La siguiente prosa cervantina fue El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha (1615), segunda parte del Quijote.
En 1617, un año después de morir Cervantes, aparecen Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Se trata de una novela bizantina o novela griega, a imitación de Heliodoro (s. III d. C.) y su Historia etiópica de Teágenes y Cariclea, que relata, en cuatro libros, cómo Periandro y Auristela viajan desde las tierras septentrionales de Noruega o Finlandia hasta Roma para recibir cristiano matrimonio. Como es típico de este subgénero, a lo largo del periplo sufrirán peripecias o trabajos: la cautividad entre bárbaros, los celos de pretendientes de ambos amantes... La obra aprovecha recursos de las Novelas ejemplares, especialmente de las italianizantes, como el enredo, las confusiones, disfraces, etc.
La prosa de Quevedo [editar]
Artículo principal: Francisco de Quevedo
Francisco de Quevedo
Francisco de Quevedo redacta hacia 1604 su primera obra en prosa de ficción: la novela picaresca titulada Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos, exemplo de vagamundos y espejo de tacaños.
Además, Quevedo cultivó la prosa satírica, política y moral en obras en que domina una moral estoica, de raigambre senequista y tratan asuntos como la crítica de arquetipos de la sociedad del barroco, la presencia constante de la muerte en la vida del hombre y el celo cristiano con que ha de conducirse la política
De 1605 data el primero de sus Sueños: El Sueño del Juicio narra la resurrección de los muertos, que responden de su vida. Es una sátira contra profesiones o estados sociales: juristas, médicos, carniceros...
En 1619 escribe la Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás, tratado político en el que expone una doctrina de buen gobierno o espejo de príncipes para un rey justo, que debe tener como modelo de conducta a Jesucristo. Es un tratado que se encuadra en la línea del antimaquiavelismo español, y propone una política exenta de intrigas y ajena a las malas influencias.
Hacia 1636 concluye Quevedo su última gran prosa satírica, quizá de 1632: La hora de todos y la Fortuna con seso, inédita hasta 1650. En ella Júpiter le pide a la Fortuna que adjudique por una hora a cada uno lo que verdaderamente merece. Ello conduce a ver las falsas apariencias, la otra cara de la realidad y la verdad oculta tras los velos de la hipocresía, operando por antítesis. Así se da la paradoja de que los médicos son en realidad verdugos, los ricos, pobres pero ladrones, y, en definitiva, se presencia una galería de tipos sociales, oficios y estados que es satirizada implacablemente.
El Marco Bruto (1644) surge de glosas o comentarios a la biografía que sobre este estadista latino escribió Plutarco en sus Vidas paralelas.
Otros prosistas del barroco [editar]
Mateo Alemán
Lope de Vega, del que destacaremos las conocidas como Novelas a Marcia Leonarda (colección de novelas misceláneas, obras breves, de temática amorosa y técnica de enredo, que mezclan verso y prosa, ambientes exóticos -moriscos, judíos, etc.-, con erudición recargada y digresiones frecuentes y prolijas).
Mateo Alemán (Sevilla, 1547 - México, ¿1615?), autor de la novela picaresca "Vida del pícaro Guzmán de Alfarache", editada en 1599, esta obra estableció el canon del género, alcanzó un éxito formidable en España y Europa, y fue conocida por antonomasia como "El pícaro de Alemán", en 1604 publicó en Lisboa, y la segunda parte del Guzmán de Alfarache. El éxito europeo de su obra fue formidable; se tradujo casi de inmediato al italiano en las prensas venecianas de Barezzi en 1606; en alemán se publicó en Múnich en 1615; J. Chapelain tradujo las dos partes de la novela al francés y las publicó en París en 1620; dos años después se estampaba en Londres la versión inglesa de James Mabbe que, en un prólogo extraordinario, dice del pícaro Guzmán que era «semejante al navío, que anda dando bordes en la ribera, y nunca acaba de tomar puerto».
Luis de Molina
Alonso de Castillo Solórzano (1584- antes de 1648), natural de Tordesillas (Valladolid), fue un novelista muy popular, autor de La niña de los embustes Teresa de Manzanares (1632), Aventuras del Bachiller Trapaza (1637) y La garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas (1642). Obras de corte picaresco en las que se mezclan novelas, poemas y algún entremés, como ya hemos visto en Lope de Vega.
No sin razón se considera a la madrileña María de Zayas y Sotomayor (1590-1661) segunda novelista del siglo, después de Cervantes. En 1637 aparecen sus Novelas amorosas y ejemplares, colección de diez relatos en que la temática erótica crea situaciones conflictivas y sorprendentes.
Seguidor de Francisco de Quevedo y sevillano fue Luis Vélez de Guevara (1579-1644), autor de El diablo cojuelo (1641), sátira social acompañada de figuras alegóricas.
La mitad del siglo se cierra con la Vida y hechos de Estebanillo González, hombre de buen humor (Amberes, 1646). Narra su vida (1608-1646) como criado de muchos amos y soldado en varias ocasiones. Presenta rasgos de la picaresca: estafas, peleas, engaños, borracheras, robos y prostitución.
La prosa filosófica brilla con Luis de Molina (1535-1600), iluminado establecido en Roma. Su doctrina apodada molinosismo tuvo una gran repercusión e influéncia en los pensadores y escritores barrocos posteriores a él. Su pensamiento mezcla los principios de la religión con una elaborada filosofia moral.
Baltasar Gracián [editar]
Artículo principal: Baltasar Gracián
La obra más importante de la segunda mitad de siglo es El Criticón (1651-1657) del jesuita aragonés Baltasar Gracián (1601-1658). Con ella, la novela española se resuelve en conceptos o abstracciones. La idea se impone sobre la figura concreta. Se trata de una novela filosófica escrita en forma de alegoría de la vida humana.
Baltasar Gracián
Gracián cultivó la prosa didáctica en tratados de intención moral y de finalidad práctica, como El Héroe (1637), El Político don Fernando el Católico (1640) o El Discreto (1646). En ellos crea toda una serie que ejemplifica el varón modélico, prudente y sagaz, y las cualidades y virtudes que le deben adornar.
El Oráculo manual y arte de prudencia es un conjunto de trescientos aforismos para triunfar en el complejo mundo en crisis del siglo XVII. Ha conseguido un reciente éxito editorial, al vender una versión de este denso tratadito al inglés más de ciento cincuenta mil ejemplares, como manual de autoayuda para ejecutivos.
También escribió una retórica de la literatura barroca, que partía de los textos para replantear los tropos de la época, al no ajustarse ya a modelos consabidos. Es un tratado sobre el concepto, que define como "un acto del entendimiento que expresa la correspondencia que se halla entre los objetos". Es decir, concepto es toda asociación entre ideas u objetos. A su clasificación y disección dedica Gracián su Arte de ingenio, tratado de la agudeza (1642), ampliado y revisado en el posterior Agudeza y arte de ingenio (1648).
El estilo de Gracián es denso y polisémico. Está construido a partir de sentencias breves, que contienen abundantes juegos de palabras y asociaciones ingeniosas de conceptos.
Su actitud ante la vida es desengañada, como corresponde a la decadencia de la sociedad española. El mundo se configura como un espacio hostil y lleno de engaños y apariencias, que imperan sobre la virtud y la verdad. El hombre es un ser interesado y malicioso. Muchos de sus libros son manuales de comportamiento que permitan al lector salir airoso pese a la malicia de sus semejantes. Para ello debe ser prudente y sabio, aprender de la experiencia vital y conocer las intenciones de los demás, hasta el punto de comportarse "a la ocasión" y "jugar del" disimulo.
Gracián es reconocido como precursor del existencialismo. Influyó también en los moralistas franceses, como La Rochefoucauld, y en el siglo XIX en la filosofía de Schopenhauer.
El teatro [editar]
Tirso de Molina
Las representaciones teatrales de esta época se efectuaban en sitios abiertos, plazas o corrales fijos: los corrales de comedias. Comenzaban alrededor de las dos de la tarde y duraban hasta el anochecer. No había, por lo común, asientos y los espectadores permanecían de pie toda la representación. La nobleza ocupaba los balcones y ventanas de las casas que rodeaban la plaza o daban al corral, y las damas asistían al espectáculo con la cara cubierta con máscaras o tras las celosías. La función comenzaba con la ejecución en guitarra de una pieza popular; en seguida se cantaban canciones acompañadas con diversos instrumentos. Venía luego, la loa, especie de explicación de los méritos de la obra y síntesis de su argumento. Daba comienzo la comedia u obra principal, y en los entreactos se ejecutaban bailes o se representaban entremeses.
El escenario era un simple tablado y la decoración una cortina. Los cambios de escena eran anunciados por uno de los actores.
Lope de Vega
Escribía la comedia el poeta, bien pagado por el autor -actual director- a quien cedía todos los derechos sobre la obra representada o impresa para modificar el texto. Las obras duranban en cartel tres o cuatro días, o (con excepciones) quince para una comedia de éxito.
Juan de la Cueva, en la segunda mitad del siglo XVI, introduce dos elementos de gran importancia para el auge de esta producción artística: la ética popular, que dio origen a las comedias de carácter histórico nacional, y la libertad de componer obras dramáticas teniendo en cuenta el gusto del público. Lope de Vega y Tirso de Molina llevaron a su plena realización estas características.
Guillén de Castro
A finales del siglo XVI crea Lope de Vega la comedia nacional: a una acción de tema amoroso se superpone otra histórica o legendaria, morisca, de cautivos, o religiosa. Concluía con un final feliz. Construida sobre tres jornadas, la redondilla o la décima se usan en diálogos, el romance en narraciones, el soneto en monólogos y el terceto en situaciones graves.
De 1609 es el Arte nuevo de hacer comedias, defensa jocosa de su teatro. Muestra desprecio por la rígida interpretación que los preceptistas -sobre todo italianos- del Renacimiento habían hecho de las ideas aristotélicas sobre el teatro y propone como valores la naturalidad frente al artificio, la variedad frente a las unidades y el tomar en consideración el gusto del público.
De entre su prolífica producción dramática destacaremos:
Juan Ruiz de Alarcón
Peribáñez y el Comendador de Ocaña (1604-12) es una tragicomedia desarrollada en 1406, en Toledo: Peribáñez comprende que el Comendador de Ocaña le ha colmado de honores para acosar a su mujer. Tras matarlo gana el perdón real.
Hacia 1614 compondría Lope una de sus mejores tragicomedias: Fuenteovejuna. Siguiendo la Crónica de las tres órdenes... (Toledo, 1572) de Francisco de Rades, muestra los abusos del Comendador Fernán Gómez de Guzmán sobre los vecinos de Fuenteovejuna y sobre Laurencia, recién casada con Frondoso. El asesinato del Comendador por el pueblo y el perdón de los Reyes Católicos ante la evidencia rematan su acción. Se ve en ella una sublevación popular ante el abuso del poder, pero sólo refleja una injusticia puntual y subraya la sumisión al rey.
El Caballero de Olmedo (h. 1620-25), tragedia de raíz celestinesca, basada en un cantar popular: Don Alonso muere a manos de don Rodrigo, celoso de perder a doña Inés.
Calderón de la Barca
El mejor alcalde, el Rey vuelve sobre la dignidad campesina: Don Tello, soberbio noble, abusa de Elvira, prometida del campesino Sancho. Alfonso VII restaura su honra, casándola con don Tello, a quien ajusticia, para desposar a la ya noble viuda, con Sancho.
Guillén de Castro fue un dramaturgo español, considerado como el más importante de fines del siglo XVI y uno de los más señeros de la comedia nueva lopesca, desarrollada a partir de la irrupción en el teatro de Lope de Vega. Sus obras, en especial Las Mocedades del Cid influenciaron a otros dramaturgos franceses posteriores. Cabes destacar la importancia de otros dramaturgos de alta categoria, tales como Juan Ruiz de Alarcón. Son sus obras maestras, La verdad sospechosa, que inspiró Le menteur de Pierre Corneille y El mentiroso de Goldoni, y Las paredes oyen. El examen de maridos tiene concomitancias con El mercader de Venecia de William Shakespeare, porque se inspiran ambas en una fuente común italiana.
El otro gran dramaturgo del XVII fue Pedro Calderón de la Barca (1600-1681). Su obra más famosa es La vida es sueño (1635), drama filosófico que presenta a Segismundo, hijo del rey de Polonia, encadenado en una torre, por los fatídicos pronósticos de los astrólogos reales. Mientras, Rosaura reclama en la Corte su honor robado por el duque Astolfo. Éste corteja a Estrella para ser rey. La agresividad de Segismundo estalla al liberarlo de su torre, adonde vuelve, encadenado, creyendo haber soñado su experiencia de libertad. Cuando un motín lo rescata otra vez, su albedrío vence las predicciones: domina su condición, casa a Rosaura con Astolfo y acepta la mano de Estrella. El orden queda establecido. El drama acaba con el final esperado para un público de mentalidad y cultura barroca.
El garrote más bien dado pudo estrenarse en 1636 o 37. Se imprime en 1651. Desde 1683 recibe el título de El alcalde de Zalamea. Presenta la violación de Isabel, hija de Pedro Crespo, por el capitán Álvaro de Ataide. Nombrado alcalde Pedro Crespo, lo ajusticia. El rey escucha su defensa y le da la razón. Este drama costumbrista o de honor sigue el tema tan lopesco de la honra del villano.
Además de estas obras, Pedro Calderón de la Barca, ha contribuido a la literatura española con un gran número de Autos Sacramentales.
La literatura barroca
El Barroco transcurre bajo los reinados de los tres últimos reyes de la casa de Austria: Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Es una época de contrastes: decadencia política y social, por un lado y florecimiento artístico, por otro.
Temas
Se critica y satiriza sobre la ambición, el poder y el dinero. La brevedad de la vida, vista como un paso rápido hacia la muerte, es otro tema que atormenta a los hombres del Barroco.
Finalidad
El escritor del Barroco pretende impresionar los sentidos y la inteligencia con estímulos violentos, bien de orden sensorial, sentimental o intelectual. Para lograr lo anterior, recurre a un lenguaje ampuloso y retorcido, que dificulta muchas veces la comprensión.
Luis de Góngora y Argote
Vida
Nació en Córdoba en 1561. Su padre era juez de dicha ciudad y poseía una biblioteca bien dotada. Su madre pertenecía al igual que su padre a una ilustre familia cordobesa. Góngora era el apellido materno, que el poeta utilizaba en primer lugar tal vez porque le sonaba mejor. A los quince años fue a estudiar a Salamanca. Para beneficiarse de ciertas rentas eclesiásticas de un tío suyo llegó a ordenarse sacerdote cuando tenía cincuenta años. Residió algún tiempo en Madrid como capellán de Felipe III. Cuando murió el rey tuvo problemas económicos, se agravaron sus enfermedades y regresó a Córdoba, donde tuvo fuertes enfrentamientos con Quevedo, defendiendo sus ideas literarias. Murió en mayo de 1627
Obra
Su creación culterana más importante es la Fábula de Polifemo y Galatea, de tema mitológico, en la que narra el amor apasionado del gigante Polifemo hacia la ninfa Galatea. Otra obra en este sentido es Las soledades, poema en el que exalta la naturaleza y que quedó incompleto.
También escribió numerosos sonetos en los que predominan las sátiras a sus enemigos, entre ellos Lope y Quevedo. Escribió numerosas letrillas y romances a la manera tradicional, hermosos y fáciles de entender.
En el siglo XX se estudia a fondo su obra, y varios poetas como Alberti y Lorca reciben el influjo de la poesía de Góngora.
Estilo
Góngora utiliza un lenguaje poético muy elaborado, muy culto, muy selecto, lleno de metáforas originales. De todos modos, este carácter culto y difícil de su lengua poética no presenta la misma intensidad en toda su obra. Hay poemas como "Las Soledades", donde la dificultad es tal, que se necesitaría una verdadera traducción para entenderlos. Pero hay otros cuya lectura es mucho más asequible.
Francisco de Quevedo y Villegas
Vida
Nació en Madrid en septiembre de 1580 y murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad Real) el 8 de septiembre de 1645. Estudió en Alcalá y Valladolid. Participó en la política de su tiempo, siendo consejero del duque de Osuna en Italia. Enemistado con el Conde Duque de Olivares, sufrió cuatro años de prisión en la cárcel de San Marcos de León. Tuvo dos grandes pasiones en su vida: la política y la literatura. Las dos le ocasionaron bastantes disgustos.
Obra
En prosa escribió: una novela picaresca, Vida del Buscón llamado Pablos; obras ascéticas, filosóficas y políticas, como La cuna y la sepultura, Política de Dios; obras satírico-morales, como Los sueños.
Sus poesías aparecieron publicadas después de su muerte en un libro titulado Parnaso español. La temática de sus poemas es muy variada: poesía satírica y burlesca, ataques a Góngora, poesía filosófica de dolor por la decadencia de España. Son muy conocidas: A una nariz, A una mujer gorda, A una dama coja, hermosa y remendada.
Estilo
La personalidad literaria de Quevedo resulta muy compleja: se unen en él el moralista riguroso, el satírico de afilado ingenio, el lírico de pureza exquisita y el escritor político de ideas claras. En toda su extensa y lograda obra demuestra su increíble dominio de la lengua.
Textos
Sonetos de Góngora
En "Canto a Córdoba", Góngora recuerda su ciudad natal, Córdoba, y escribe este soneto que envía a sus amigos. El soneto comienza con una exaltación de la ciudad y su entorno, y termina afirmando su constante recuerdo de ella.
En "A la mujer joven", el poeta toca el tema renacentista: aprovecha el tiempo, la vida que tienes; goza de la juventud mientras dura. El soneto se construye sobre la exaltación de la belleza de una mujer joven.
CANTO A CÓRDOBA
¡Oh excelso muro, oh torres coronadasde honor, de majestad, de gallardía!¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,de arenas nobles, ya que no doradas!¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,que privilegia el cielo y dora el día!¡Oh siempre glorïosa patria mía,tanto por plumas cuanto por espadas!¡Si entre aquellas ruïnas y despojosque enriquece Genil y Dauro bañatu memoria no fue alimento mío,nunca merezcan mis ausentes ojosver tu muro, tus torres y tu río,tu llano y sierra, oh patria, oh flor de España!
A LA MUJER JOVEN
Mientras por competir con tu cabello,oro bruñido, el Sol relumbra en vano,mientras con menosprecio en medio el llanomira tu blanca frente el lirio bello;mientras a cada labio, por cogello,siguen más ojos que al clavel tempranoy mientras triunfa con desdén lozanode el luciente cristal tu gentil cuellogoza cuello, cabello, labio y frenteantes que lo que fue en tu edad doradaoro, lirio, clavel, cristal luciente,no sólo en plata, o víola troncadase vuelva, mas tú y ello juntamenteen tierra, en humo, el polvo, en sombra, en nada.
Sonetos de Quevedo
En "Advertencia a un ministro", Quevedo advierte al poder, en la persona de un ministro, lo peligroso que es humillar al pueblo, pues es darle razones para rebelarse contra quien gobierna mal.
En "¡Cuán frágil es la vida!", desarrolla la idea de la brevedad de la vida; idea que tocan todos los poetas desde la Edad Media; pero que en la época barroca conduce a un sentimiento de desolación y desengaño.
ADVERTENCIA A UN MINISTRO
Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidadoen no injuriar al mísero y al fuerte;cuando le quitas oro y plata, advierteque les dejas el hierro acicalado.
Dejas espada y lanza al desdichado,y poder y razón para vencerte;no sabe pueblo ayuno temer muerte;armas quedan al pueblo despojado.
Quien ve su perdición cierta, aborrece,más que su perdición, la causa della;y ésta, no aquélla, es más quien le enfurece.
Arma su desnudez y su querellacon desesperación, cuando le ofrecevenganza del rigor quien le atropella.
¡CUÁN FRÁGIL ES LA VIDA!
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!¡Qué mudos pasos traes, oh muerte fría,pues con callado pie todo lo igualas!
Feroz, de tierra el débil muro escalas,en quien lozana juventud se fía;mas ya mi corazón del postrer díaatiende el vuelo, sin mirar las alas.
¡Oh condición mortal! ¡Oh dura suerte!¡Que no puedo querer vivir mañanasin la pensión de procurar mi muerte!
Cualquier instante de la vida humanaes nueva ejecución, con que me adviertecuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.
miércoles, 14 de octubre de 2009
miércoles, 7 de octubre de 2009

Este cuadro y su compañero, el Retrato de la Reina María Luisa, ingresan en 1911 en el Museo del Prado, procedentes del Ministerio de Hacienda (Inventario de Nuevas adquisiciones del Museo del Prado, núm. 1.336). Número de catálogo actual del Museo del Prado 7.103 (antiguo 740 B). En 1925 son depositados en el Museo de San Telmo, de San Sebastián, en donde permanecen hasta 1961. Con posterioridad, y según O.M. de 16 de junio de 1972, se depositan en el Museo de Bellas Artes de Zaragoza.
Carlos IV, hijo de Carlos III y María Josefa Amalia de Sajonia, nació en Portici (Italia) el 12 de noviembre de 1748, cuando su padre era rey de Nápoles. Se casó con su prima María Luisa de Parma en 1765. Sucedió en el trono a su padre el 14 de diciembre de 1788 y fue proclamado rey de España el 17 de enero de 1789. Destronado por su hijo Fernando VII en 1808, murió en el exilio en Nápoles el 19 de enero de 1819. Al subir al trono Carlos IV y María Luisa de Parma por fallecimiento de Carlos III, en las fechas previas a su proclamación en el mes de enero de 1789 se le encarga a Goya la ejecución de sus retratos oficiales. Parece ser que los primeros que realiza son los de esta serie, pues en los gastos ordinarios de 1789, en la «Memoria de los géneros de Pintura, Bastidores y demás que yo Dn. Manuel Exquerra y Trapaga he entregado á Dn. Francº Goya, Pintor de Camara de S.M.C. (que Dios guarde) para los retratos de SS.MM. y demas obras que esta Egecutando» se reflejan, entre otros muchos materiales que se entregan a Goya el 9 de enero para ejecutar las obras encargadas, «dos Bastidores, para los retratos de medio cuerpo", como recoge Sambricio en 1946. Será la primera vez que Goya retrate a Carlos IV y a su esposa María Luisa pues no consta que los hubiera retratado siendo príncipes.
A los pocos meses, el 25 de abril de ese mismo año recibía el nombramiento de Pintor de Cámara. Se inicia así una incesante actividad por lo que posiblemente, para responder a todos los encargos oficiales, debió de recurrir a discípulos y ayudantes entre los que podrían estar Agustín Esteve y Ascensió Juliá.
De estos denominados retratos de medio cuerpo se conservan en la actualidad varios, con escasas variantes entre ellos, la mayoría réplicas de su mano o copias de taller de un primer original perdido. Se mantienen en la línea de los retratos oficiales, influidos por el arte de Velázquez y por el entonces afamado Mengs en cuanto a colorido, factura y composición.
El rey en este retrato está representado a la edad de cuarenta años, en sus primeros momentos de reinado. Se sitúa en el centro del cuadro, mirando al espectador y arrimado a una mesa en la que destacan los símbolos tradicionales de la realeza. Viste casaca forrada de raso blanco con chaleco, pantalón azul, todo ello de terciopelo, y gorguera blanca, siguiendo la moda netamente francesa del momento. Destacan los ricos bordados en plata y los puños de encaje. Luce sobre el pecho la insignia del Toisón de Oro y la banda roja de esta orden; en la solapa la de la orden de la Inmaculada de Carlos III y su correspondiente banda azul y blanca, y asomando por debajo, la azul de Saint-Esprit de Francia. Bajo la casaca sobresale la empuñadura del espadín.
La cabeza, con peluca empolvada, resalta sobre fondo oscuro. El rostro refleja un aire ausente y bonachón, carente de fuerza y expresividad, que responde al carácter débil y melancólico del monarca. Sigue estando presente la indudable capacidad de Goya para captar la psicología del retratado, a pesar de ser éste un retrato oficial con todos los condicionantes impuestos que ello supone y que restringen considerablemente la libertad del artista.
La composición se resuelve de forma convencional utilizando de fondo el gran cortinaje verde que se abre diagonalmente, la mesa prácticamente oculta bajo el manto de armiño y paño rojo bordado en oro con castillos y leones, y la corona real, los símbolos de su jerarquía.
La minuciosa factura de los detalles decorativos ha inducido a pensar a algunos investigadores como Sambricio que se trata de una réplica de taller con intervención de Esteve.
María Luisa Cancela Ramírez de Arellano. 1996
Suscribirse a:
Entradas (Atom)